sábado, 13 de marzo de 2010

La torería de José Calvo y su maldita espada.


12 de marzo de 2010. Feria de Fallas. Plaza de toros de València. Toros de Adolfo Martín para José Pacheco 'El Califa', José Luis Moreno y José Calvo. Media plaza.

Ha quedado demostrado que José Calvo es torero de tremendo de gusto. De una clase de altos vuelos, sin aspavientos. De acusada capacidad torera. Con una suerte envidiable. Pero, también con una espada que no sirve ni para agarrar aceitunas. Cuánta torería atesora José Calvo, pero qué maldita su espada.

De no ser por los aceros, Calvo habría dado la campanada. Habría obtenido un triunfo de una callada rotundidad, porque así es su toreo, silencioso y puro. Pero la suerte que le sonríe a mediodía y le ofrece los dos mejores toros de Adolfo Martín, ante los que se responsabilizó de su lidia y los toreó como sabe, impriendo más gusto que el que las embestidas de los albaserradas derrochaban, se le vuelve en contra en el momento de la verdad. Lamentablemente, así es.

La tarde de Calvo fue completa. Su capote fue el único que se disfrutó de verdad. Además de no perdonar un quite, la forma de parar a sus toros fue fundamental. Verónicas de mano baja y ganando terreno. A los dos les marcó el camino hacia los medios con decidido mando.

Su primero se llamaba 'Español' y tuvo cosas de bravo, aunque al caballo lo empujó con la cara alta. Humillaba y su embestida era al ralentí. Calvo, encajado de cintura, lo toreó con gusto más despacio todavía, sin importarle los parones, con leves toques de muleta. Enganchádolo por delante, cargando la suerte y marcándole el viaje de esa media circunferencia que es la forma geométrica del toreo más puro. Lució en redondo, pero dejó naturales eternos por duración y belleza. Y cuando parecía que iba a repetir el éxito de julio, la espada de los cojones.

El arranque de faena por abajo al sexto fue exquisito y fundamental. La pierna flexionada, mando en la muleta y muy largo el trazo. Se fue del tercio hasta los medios. El toro atendía por 'Madroño', nombre clásico de la casa, y tenía una pizca más de motor, pero le faltaba ese tranco. Se quedaba algo y obligaba a perder un paso para ligar. Y conforme avanzaba la faena se ponía más agrío, ya no finalizaba por abajo y rebañaba más. Así hasta que se puso difícil, andarín y escarbador, y se complicó a la hora de matar, por si no hubiese bastante ya con la espada de Calvo, que de nuevo volvió a explicar el toreo solventando inconvenientes y poniéndose donde hay que ponerse para extraer varias series de mérito. Pero escuchando dos avisos tras coleccionar pinchazos y golpes de descabello.

Suerte y desgracia, torear tan bien y matar tan mal (o no matar). Sólo queda esperar que el mensaje de un torero macizo, José Calvo, se haya entendido.


Fuente:Crónica de Andrés Verdeguer de su blog CORNADAS PARA TODOS.

2 comentarios:

Amparo Gomar dijo...

Eso espero yo también, que ese mensaje se haya entendido por el bien de los aficionados "de verdad"

entradas jose tomas barcelona dijo...

A ver si la próxima vez tiene más suerte a la hora de entrar a matar.